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lunes, mayo 27, 2013

Artículo de Sumito Estévez: Manifiesto Agroecológico. 2da Parte: Consecuencias

---------- Mensaje reenviado ----------
De: Alejandro Álvarez Iragorry
Fecha: 27 de mayo de 2013 10:44
Asunto: Artículo de Sumito Estévez: Manifiesto Agroecológico. 2da Parte: Consecuencias
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Artículo de Sumito Estévez: Manifiesto Agroecológico. 2da Parte: Consecuencias

La primera parte de este artículo fue publicada la semana pasada y puede leerla en http://bit.ly/17PbBHA
  
Al sembrar grandes extensiones de un único rubro (monocultivo) eliminamos la diversidad que mantiene a raya los organismos patógenos y las condiciones de equilibrio del suelo. Por ejemplo, el olor de la yerbabuena confunde a la mariposa que busca colocar sus huevos en las hojas de un coliflor, o las flores amarillas sembradas alrededor del campo atraen los mosquitos que se hubiesen posado en las flores de la papa, o las raíces del maíz son superficiales y por eso es bueno rotar ese sembradío con habas que hacen que sus largas raíces vayan metros más abajo y le den chance al sustrato superior para regenerarse, o a veces sembramos plantas altas para que le den sombra a las que así lo necesitan. Son milenios en los que el hombre fue descubriendo cada uno de los elementos de la diversidad que mantiene el equilibrio y la vida.

Eso que llamamos terrón no es mas que arcilla, arena y limo unidos por materia orgánica. A veces lo olvidamos, pero la tierra en donde sembramos es un ser vivo, orgánico, que tiene millones de años evolucionando y que necesita cuidado y alimento para seguir vivo. Como todo ser vivo, también puede morir. Al perderse la diversidad, el sembradío es pasto de patógenos y tenemos que apelar a los agroquímicos, que no solo matan esos patógenos, sino que literalmente matan la materia orgánica de la tierra. Al eliminar esa materia orgánica, se disgrega el terrón y desertificamos.

La primera gran consecuencia del paquete de la revolución verde es que matamos a la tierra, o en el mejor de los casos la empobrecemos (está "flaca" dicen nuestros campesinos andinos). Es un ciclo frenético en donde a la tierra no se le da descanso y en el fondo sembramos plantas enfermizas que de no aplicarse múltiples pasadas de agrotóxicos morirían antes de ser cosechadas (¡16 veces se le agrega agrotóxicos a un sembradío de papa desde la siembra hasta la cosecha!). Hoy esas tierras lo que son es receptoras muertas en donde podemos sembrar sólo porque tenemos fertilizantes. Lo rendidor (lo cuantitativo) no necesariamente implica calidad.

Para seguir leyendo este artículo en su fuente original marque aquí

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Cristina Vaamonde Leáñez

Directora fundadora | AC Una Montaña de Gente UMDG

Miembro del Comité de Áreas Naturales Protegidas | Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales SVCN
Promotora del Sistema de Parques Nacionales de Venezuela

Directora del Observatorio Ambiental Venezolano
Presidenta de la Federación Ambientalista Internacional | Sede Caracas - Vzla
División Ambiente y DDHH | Fundación Neo Essentia

Miembro activo | AC Ciudadanos Verdes

Consejera Editorial de Ciencia y Ambiente | EL NACIONAL

Comité de Ambiente, Salud Integral y Alimentación del Consejo Educativo Escolar | EBN José Cortés Madariaga
Asesora de la Dirección de Cambio Climático de la Cruz Roja Venezolana

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