"Existe un propósito detrás del caos que sufre la ciudad"
Expertos afirman que el Gobierno fomenta el desorden porque le favorece
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JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
miércoles 6 de febrero de 2013 12:00 AM
Una trama secreta pudiera unir los elementos que conforman el caos urbano en que se ha transformado Caracas: las invasiones que se multiplican, la falta de autoridad con motorizados y camioneteros, los buhoneros que retoman las calles, los damnificados que siguen en los hoteles, la violación de variables urbanas y la utilización de aceras como depósito de materiales de la Misión Vivienda o los delincuentes como dueños de la noche.
Todo eso podría estar no solo conectado sino planeado y fomentado desde las alturas del poder, según la opinión de varios expertos, quienes aseguran que el Gobierno impulsa la anarquía porque tiene la certeza de que esta le favorece.
Es una tesis que desde hace tiempo sostiene el arquitecto Leopoldo Provenzali, quien fuera el primer Secretario de Planificación de la Alcaldía Metropolitana y quien incluso bautizó este modo de actuar como "El abandono estratégico".
Explica que al régimen le conviene que reine la falta de normas, porque allí donde eso sucede cada quien se refugia en sus proyectos individuales, se pierde la noción de grupo y surge el ciudadano sumiso. "¿Por qué crees que los vecinos no protestaron nunca por el desastre en que convirtieron la avenida Fuerzas Armadas durante los más de cuatro años que tardaron en poner a funcionar el Buscaracas, por ejemplo? Porque toda la ciudad es un desastre, y esa barbaridad fue solo un detalle más de una ciudad bárbara".
El sociólogo Trino Márquez explica que, aunque resulte paradójico, son precisamente los regímenes autoritarios los que fomentan la permisividad en la convivencia cotidiana para fomentar el caos y medrar en él. Y menciona como ejemplos los primeros años de la revolución bolchevique, las movilizaciones en la Alemania de Hitler, la revolución cultural de Mao-Tse-Tung y la revolución cubana en la década del 60.
El también sociólogo Carlos Raúl Hernández coincide: "La ley se utiliza para perseguir opositores, pero no en la convivencia ciudadana. Los motorizados son vistos como aliados, por ejemplo, y entonces se hacen la vista gorda ante sus desmanes".
Y así, cree Hernández, también la inseguridad es de algún modo auspiciada desde arriba: "La preocupación por la inseguridad se da sobre todo entre la clase media, y al Gobierno le interesa mantenerla aterrorizada, evitar que se movilice".
Las semillas del desorden
Hernández cree que la estrategia de fomentar el caos fue utilizada desde un principio por este régimen, y para él la evidencia son algunas declaraciones de Chávez comenzando su primer gobierno, como cuando dijo que él robaría si no tuviera cómo dar de comer a sus hijos.
Poco después, en octubre de 2003, el Presidente le llamó la atención públicamente a Fre-ddy Bernal porque desalojó a los invasores del bosque Menca de Leoni, en La Rinconada. El alcalde de Libertador cesó los desalojos y ese bosque es hoy un rancherío. Desde entonces hasta que en febrero del año pasado ordenó a los militantes del PSUV tomar los galpones abandonados que existan en el país, la línea ha sido fomentar acciones que promuevan la desorganización social.
A esta estrategia Márquez la llama "El modelo del guasón" (en referencia al personaje de Batman): gobernar en medio de un desorden total, y cree que ya a estas alturas es ingenuo pensar que todos los indicios del caos sean casualidad.
Cuenta que en otros casos históricos las revoluciones, luego de asentarse en el poder, han optado por un modelo más represivo que permisivo hacia la población, pero que en el caso venezolano existe una variable que cambia todo el panorama: el dinero del petróleo. El impulso ideológico es sustituido por la fuerza del dinero: "Y no preveo la desaparición de este modelo en el futuro cercano, la verdad. Más bien, con la desaparición de Chávez de la escena pública la tendencia parece ser insistir en fomentar la anarquía".
Todo eso podría estar no solo conectado sino planeado y fomentado desde las alturas del poder, según la opinión de varios expertos, quienes aseguran que el Gobierno impulsa la anarquía porque tiene la certeza de que esta le favorece.
Es una tesis que desde hace tiempo sostiene el arquitecto Leopoldo Provenzali, quien fuera el primer Secretario de Planificación de la Alcaldía Metropolitana y quien incluso bautizó este modo de actuar como "El abandono estratégico".
Explica que al régimen le conviene que reine la falta de normas, porque allí donde eso sucede cada quien se refugia en sus proyectos individuales, se pierde la noción de grupo y surge el ciudadano sumiso. "¿Por qué crees que los vecinos no protestaron nunca por el desastre en que convirtieron la avenida Fuerzas Armadas durante los más de cuatro años que tardaron en poner a funcionar el Buscaracas, por ejemplo? Porque toda la ciudad es un desastre, y esa barbaridad fue solo un detalle más de una ciudad bárbara".
El sociólogo Trino Márquez explica que, aunque resulte paradójico, son precisamente los regímenes autoritarios los que fomentan la permisividad en la convivencia cotidiana para fomentar el caos y medrar en él. Y menciona como ejemplos los primeros años de la revolución bolchevique, las movilizaciones en la Alemania de Hitler, la revolución cultural de Mao-Tse-Tung y la revolución cubana en la década del 60.
El también sociólogo Carlos Raúl Hernández coincide: "La ley se utiliza para perseguir opositores, pero no en la convivencia ciudadana. Los motorizados son vistos como aliados, por ejemplo, y entonces se hacen la vista gorda ante sus desmanes".
Y así, cree Hernández, también la inseguridad es de algún modo auspiciada desde arriba: "La preocupación por la inseguridad se da sobre todo entre la clase media, y al Gobierno le interesa mantenerla aterrorizada, evitar que se movilice".
Las semillas del desorden
Hernández cree que la estrategia de fomentar el caos fue utilizada desde un principio por este régimen, y para él la evidencia son algunas declaraciones de Chávez comenzando su primer gobierno, como cuando dijo que él robaría si no tuviera cómo dar de comer a sus hijos.
Poco después, en octubre de 2003, el Presidente le llamó la atención públicamente a Fre-ddy Bernal porque desalojó a los invasores del bosque Menca de Leoni, en La Rinconada. El alcalde de Libertador cesó los desalojos y ese bosque es hoy un rancherío. Desde entonces hasta que en febrero del año pasado ordenó a los militantes del PSUV tomar los galpones abandonados que existan en el país, la línea ha sido fomentar acciones que promuevan la desorganización social.
A esta estrategia Márquez la llama "El modelo del guasón" (en referencia al personaje de Batman): gobernar en medio de un desorden total, y cree que ya a estas alturas es ingenuo pensar que todos los indicios del caos sean casualidad.
Cuenta que en otros casos históricos las revoluciones, luego de asentarse en el poder, han optado por un modelo más represivo que permisivo hacia la población, pero que en el caso venezolano existe una variable que cambia todo el panorama: el dinero del petróleo. El impulso ideológico es sustituido por la fuerza del dinero: "Y no preveo la desaparición de este modelo en el futuro cercano, la verdad. Más bien, con la desaparición de Chávez de la escena pública la tendencia parece ser insistir en fomentar la anarquía".
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