---------- Mensaje remitido ----------
De: "Alejandro Álvarez Iragorry"
Fecha: jun 10, 2013 9:12 a.m.
Asunto: [FOVEA:5124] Caza al ecologista. Juan Diego Quesada El País de España
Para:
Caza al ecologista
Una veintena de defensores de los bosques, montañas y ríos han sido asesinados en los últimos seis años en México
Asesinada una activista mexicana que defendía un manglar amenazado
Juan Diego Quesada El País de España
La defensa de una causa en México en ocasiones te lleva a la tumba. Una veintena de defensores del medio ambiente han sido asesinados en el país en los últimos seis años y en la mayoría de los casos no se ha hecho justicia. Eva Alarcón y Marcial Bautista, líderes ecologistas de las montañas de Guerrero, llevaban meses denunciando unas amenazas que se concretaron en diciembre de 2012, cuando unos hombres armados los bajaron del autobús en el que viajaban. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada de ellos.
Las explotaciones mineras, la tala de árboles y la defensa de los ríos son los principales focos de lucha de los ambientalistas. "Se enfrentan a una mezcla de poderes fácticos y corrupción gubernamental. Si revisamos los casos vemos que son gente que mayoritariamente defiende sus tierras frente a compañías con intereses económicos que compran voluntades políticas", explica Jesús Robles Maloof, un abogado especializado en derechos humanos. Calcula que al menos ocho de los veinte asesinados en este tiempo, como Ismael Solorio en Chihuahua, al norte del país, se enfrentaban a grandes corporaciones mineras. Solorio fue asesinado a balazos junto a un campo de menonitas en octubre de 2012. Las autoridades culparon del crimen a un tal Juan Ismael Granillo, alias El Chorrías, que convenientemente ya estaba muerto y no podía contradecir la versión oficial.
Greenpeace México cumplió en mayo 20 años de servicio en el país. Uno de los momentos más difíciles de la organización en estas dos décadas se vivió en 2007, cuando fue asesinado Aldo Zamora, un defensor de los bosques del Estado de México, la región que rodea al DF y que en esas fechas gobernaba el ahora presidente Enrique Peña Nieto. Zamora fue apaleado hasta la muerte por cuatro talamontes, como se conoce a los traficantes ilegales de madera. Greenpeace exige todavía justicia, ya que los autores del asesinato están identificados pero en libertad.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en un informe, dio a conocer que entre 2006 y 2009 murieron al menos once personas relacionadas con el medio ambiente en México. El resto de víctimas se documentan con los casos investigados por el periódico La Jornada. Como el de María Edy Fabiola Osorio, quien fue asesinada en Pie de la Cuesta, Acapulco, y se cree que el crimen está directamente relacionado con su oposición a la construcción de un muelle en una laguna, un proyecto impulsado por el Gobierno de Guerrero. No es la única asesinada por enfrentarse a grandes corporaciones, públicas o privadas. Mariano Abarca fue ajusticiado en Chiapas tras denunciar la contaminación de una empresa y Bernardo Méndez tuvo igual final por hacer lo propio en Oaxaca.
El narcotráfico también tiene sus ramificaciones en este asunto. Los ecologistas culpan al crimen organizado de estar detrás del descenso de población del borrego cimarrón en Sonora, lo que está poniendo a la especie en peligro de extinción. La cornamenta del animal está muy cotizada entre coleccionistas de Estados Unidos y concretamente en Las Vegas se llegan a pagar grandes cantidades por un ejemplar. Los ambientalistas realizan patrullas para ahuyentar a los cazadores furtivos, con el riesgo que eso conlleva.
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